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4 de abril de 2009

Ilusion

La ilusión acecha a cada paso de nuestro esfuerzo por conocer: fragiliza la percepción, se acopla a la imaginación, se hace cómplice del sentimiento, está presente en la sospecha de la duda y fortalece todos los dogmatismos. Por eso interesa no sólo al filósofo, el epistemólogo o el historiador, sino también al sociólogo, el psicólogo y el psiquiatra.


Etimología
Del bajo latín “illusio”, “illusorius”, término proveniente de “illudere”, que puede traducirse como “burlar”. A su vez, “illudere” deriva de “ludus”, que es el juego actuado, a diferencia de “iocus”, juego de palabras o chiste. El plural “ludi” se refiere a los juegos de carácter oficial o religioso, en particular los practicados para honrar a los muertos (origen etrusco).
Curiosamente, “ludi” pasó a designar al alumno, y “ludi magister”, que literalmente significa “maestro de juegos”, terminó siendo el maestro de escuela.
Al primer sentido de “ludere” (jugar) se le sumó el de “remedar, imitar jugando”, y por consiguiente “burlarse”. Así pues, “Ludibrium” es burla, broma, escarnio.
Por derivación aparecen “alludere” (hacer alusión en tono de broma) y “eludere” (excluir del juego).


Las ilusiones en psicofisiología
Desde el acto mismo de la percepción estamos sometidos a las ilusiones “sensoriales”, o a las originadas por sustancias químicas, efectos electromagnéticos, etc.
Mediante la hipnosis se puede hacer aparecer una lesión o modificar una reacción inmunológica (con respecto a la tuberculina). Estas investigaciones más bien confidenciales, que interesaban sobre todo a defensores de investigadores estigmatizados, han ido a parar en la concepción de los procedimientos “doble ciego”, de uso casi universal en el ámbito de la farmacología, para evitar que se atribuya erróneamente un efecto placebo o nocebo a la sustancia objeto del ensayo.
Jean-Jacques AULAS, psicofarmacólogo clínico, autor de « Les médecines douces. Des illusions qui guérissent » (Odile Jacob. 1993) et « Placebo. Chronique d'une mise sur le marché » (Science infuse. 2003) desarrolla su reflexión sobre el efecto placebo hasta ver en él la única explicación de la homeopatía, la acupuntura, la osteopatía, las técnicas hipnóticas y muchas otras prácticas que califica de charlatanescas, aunque sin negar su eficacia.
El efecto placebo pone de manifiesto el poder inconsciente del cerebro sobre la fisiología y, a través de ella, sobre la patología. Es tanto más activo cuanto que pone en juego nuestro inconsciente.


Una ilusión protésica
Un tetrapléjico piensa dirigirse hacia la derecha -o hacia la izquierda- y su silla de ruedas lo hace. ¿Transmisión de pensamiento? ¿Psicoquinesis entre el cerebro y la silla de ruedas? ¿Cómo explicar semejante poder?
Lo cierto es que existe un dispositivo entre su electroencefalograma, un ordenador y el motor de la silla.
“Un equipo de la Universidad de Telecomunicaciones de Tokio ha creado un prototipo de silla de ruedas automotriz controlada por las ondas mentales del usuario. A la manera de un electroencefalograma, un casco con 13 captores recoge las ondas del piloto. Un ordenador compara luego los datos con un modelo de onda tipo almacenada en su memoria. Si la señal recogida es análoga a una onda tipo específica (“desplazarse hacia la izquierda”), el ordenador transmite la información al sistema de propulsión y de dirección de la silla. El profesor TANAKA Kazuo, jefe del laboratorio, declara que el sistema funciona con éxito en un 80 % de los casos. De momento la silla de ruedas es poco precisa, pero este sistema podría ayudar a numeroso tetrapléjicos, y tendría numerosas aplicaciones en el mundo de los juegos vídeo y del esparcimiento.” (Extracto del BE Japon número 416 del 14/09/2006 redactado por la embajada de Francia en Japón).


Las ilusiones en psicología


Cualquiera se equivoca por razones emocionales (entusiasmo, desánimo, pasión mágica o iconoclasta, etc.) vinculadas con diferentes formas de centración de la atención impulsadas por el deseo, la acción en curso, la volutad de poder, los sentimientos de amor u odio, el temor de ser engañado, la pasión de la verdad o de la unidad, etc.
La ilusión puede nacer del engaño o la mentira y persistir durante toda la vida. Por ejemplo, en el seno de una familia puede existir la ilusión de paternidad (véase Marcela Jacub, Les illusions de la famille, CNRS).
En un famoso altercado, Racine descubrió que su adversario era Pierre Corneille. Al principio se sospechó una broma pesada, pero por fin quedó claro que ambos habían actuado de buena fe. Por experiencia sabían que, a la hora de bautizar a un hijo, los padres no siempre se resisten a los nombres célebres. Tal vez ambos pensaran que esa desagradable broma debía de ser muy poco frecuente, y el encuentro, por tanto, muy poco probable. Sin embargo el encuentro se produjo, sin que nadie hubiera realizado ni la más mínima maniobra.
Nadie puede atrapar las ilusiones del sueño sino olvidando o deformando su recuerdo. La ensoñación es menos rica porque se halla más sometida a la censura de la lógica y de la moral. De ella proviene la herramienta terapéutica del sueño despierto más o menos dirigido, tal como lo propone Desoille. Es muy patente la estrecha relación entre sueño y juego.
Dando un paso en dirección de lo colectivo, nos encontramos de cara al mito, la fábula y el cuento de hadas. Ensueño avalado por las generaciones, juego colectivo permanentemente enriquecido por las [nervures imaginales], las fiorituras literarias, la experiencia de los viejos en contacto con los jóvenes. Así se construye una sabiduría de la que, según Bettelheim, no se debía privar a los niños blancos de Sudáfrica so pretexto de que esas historias vehiculizaban actitudes irracionales y supersticiones.
En sus trabajos sobre Análisis transaccional, Eric Berne ha demostrado que numerosos síntomas psicológicos, y en particular los que involucran relaciones entre individuos, pueden analizarse comparándolos con juegos, de los que es preciso identificar las reglas implícitas.


Las ilusiones para seducir
Aun sin engañarnos del todo, consumimos ávidamente la musculación, los dopajes de diversa índole, los maquillajes, belladona para las pupilas dilatadas que dirían el deseo, sombreros de alta copa, talles bajos, tacones de aguja.


La ilusión hermenéutica: interpretación de las ilusiones e ilusión de las interpretaciones
De cara a las opacidades del texto o de la palabra, los exégetas de textos sagrados y los psicoanalistas deben recurrir a la interpretación. ¿Qué se dice? ¿En qué “estilo literario”? ¿Para decir qué?, etc. Se trata de una labor detectivesca: confrontar el relato yahvista con el relato elohista del Génesis descubriendo el deseo inconsciente detrás de la negación, etc.
Todo estaría muy bien si se pudiese comprobar que estos métodos nada tienen de delirantes. Pero podría ocurrir que los mecanismos paranoicos con los que el delirante muestra que es un genio desconocido u objeto de persecución generalizada actuaran solapada y sutilmente en muchas de las posiciones hermenéuticas o en todos los frentes científicos, políticos o filosóficos.
Se ha dicho con justeza que toda traducción es una traición. La interpretación, que es una traducción sofisticada, casi no puede dejar de ser, también ella, una traición, fuente de amargas desiluciones. ¿Podrá salvarse el traidor? ¿O al traductor protegido por su buena fe, siempre que no sea portador de noticias demasiado malas, se le perdonará el haber dicho, sin querer, algo semejante a la verdad?



Explicar lo inexplicable
Ante lo inexplicable, los hombres y las mujeres han tratado de comprender.
Jueves 20 de enero de 2005. ¿Telepatía aviar en Amazonia?
En julio de 1988, durante una expedición amazónica, un investigador fue testigo de un extraño fenómeno. “Desde un punto que dominaba una vasta extensión de la selva presenció el vuelo súbito y simultáneo de una multitud de pájaros de todas las especies en tres o cuatro lugares muy precisos, separados entre sí por algunos quilómetros.”
¿Cómo comprender esta coincidencia?
“El paso de un predador podría explicar el fenómeno en un sitio, pero no en varios sitios tan alejados. Un fenómeno atmosférico (ráfagas de viento) o telúrico (temblor de tierra) habría tenido efectos mucho menos localizados. Un mecanismo comportamental (migración, ritual de acoplamiento) no habría sido tan sincrónico ni habría involucrado a todas las especies al mismo tiempo.“
Mientras el científico buscaba una hipótesis razonable, quedó estupefacto al observar que el mismo incomprensible fenómeno se repitió un par de veces más en el término de una hora. Luego ya no volvió a verlo, ni el mismo día, ni los días sucesivos, pese a su atención permanente.
¿Telepatía entre los pájaros?
Poco después se enteró de que en ese momento el equipo de Francia estaba disputando en París el encuentro final del Campeonato mundial de fútbol contra el equipo de Brasil. En cada gol, el clamor del estadio había llegado hasta las radios de los indios que escuchaban el partido en el centro de la selva amazónica, provocando la huida de los pájaros.”


Ilusiones perceptivas
¡Se nos conocen bien desde el colegio! Se puede jugar con, por ejemplo utilizando una programación en flash: testigo, el trabajo de Vincent Cruble.
Estas conocidas ilusiones ponen en guardia contra los juicios precipitados. En su reciente trabajo, Aude Oliva et coll., jugando con las frecuencias espaciales, consiguen hacernos tomar una cosa por otra, hombres por mujeres y coléricos por joviales.

Empiece por mirar esta imagen normalmente sentado frente a su ordenador. Luego aléjese 3 ó 4 metros y vuelva a mirar : ¡los personajes han cambiado! Esta ilusión, creada por Phillippe Schyns y Aude Oliva de la Universidad de Glasgow en base a una mezcla de altas y bajas frecuencias visuales, sugiere que a veces podemos no ver realmente lo que tenemos delante de los ojos…

Las ilusiones en psiquiatría
La psiquiatría se enfrenta de modo determinante con el problema de las ilusiones, en particular las de carácter patológico: alucinaciones y delirios.


Las ilusiones neurológicas
Alucionsis
Ilusión semántica
Alfred Korzybski ha mostrado que nuestra capacidad de hablar se halla relacionada con nuestra capacidad de abstraer, de designar con palabras jerárquicamente ordenadas desde lo más básico y concreto hasta lo más general y abstracto (la Verdad, el Bien, lo Bello, etc.). Cuanto más se asciende en la jerarquía de estos conceptos, más riesgo se corre de caer en malentendidos, con la muy fuerte ilusión de que si el otro nos entiende mal, es porque hace trampas o se equivoca. Esto induce a agredirlo, con lo que se cierra el círculo de incomprensión. Todos los cruzados -y tal vez sus metas- comparten este tipo de ilusión.


Ilusiones místicas, religiosas y políticas
Las del profeta inspirado que cree transmitir la palabra divina, o las de los discípulos que se adhieren a su convicción. Curiosos engaños al servicio de la Verdad. Construcción de pruebas de una verdad que podría ser cuestionada. Para abonar la conveniente convicción del prójimo se le presentan indicios falsos, argumentos elaborados a medida (esta práctica ha llegado a constituir una disciplina intelectual : la apologética). Se crea una hagiografía saturada de milagros y de virtudes heroicas, se escriben libros de leyendas, historias de caballería. Se inventa el generoso Santa Claus acompañado por otro personaje que da azotes para promover la buena conducta y la buena educación, aunque sea al precio de una gran mentira y de un teatro familiar o institucional cargado de afirmaciones legendarias, de folklore, etc.
Se inventan los argumentos « ad hominem », que intentan descalificar al adversario en base a « revelaciones » sobre su vida privada. Se exageran las « hazañas de Dios », atribuyéndoles tal o cual victoria sobre el partido del mal a favor de las buenas cruzadas, se insiste sobre la acción benéfica de las acciones maléficas (colonización, cruzadas, saqueo de tesoros arqueológicos o de riquezas mineras, las virtudes « globalmente positivas » de un sistema que es a la vez ideal e inicuo, el aspecto dinámico -aunque ocasione accidentes- de la libre competencia económica sin matices ni límites.
Abundan los creadores religiosos, sin duda más que los demonios que habitan el cuerpo de los cerdos. La biografía de Jiddu Krishnamurti (1895-1986) nos pone delante de los ojos la ilusión rehusada por falso profeta en rechazo de la mentira. Este Instructor del Mundo anunciado por los Teósofos, quien -más allá de la formación que recibió de ellos durante once años, y que lo consagraba como nuevo Mesías y último Profeta- rechazó a sus educadores inspirados y bienintencionados y declaró que « la verdad es un país sin camino » (al menos afirmaba no ser « la Vía, la Verdad y la Vida »).
Ciertos enfoques religiosos tienden a descalificar la « realidad » de la experiencia de los sentidos : todo fenómeno sería ilusorio, sólo tendríamos acceso a la superficie del mundo, una suerte de bruma tornasolada e inconsistente.


Las utopías
No vienen de ningún lugar, pero no podemos negarles que nos guíen hacia algún lugar. Sin estas ilusiones de futuro mejor, de escatología radiante, de paraíso al final del túnel, seguramente mañana nos detendríamos a hacer nuevamente lo que hemos hecho ayer.


Las ilusiones históricas
Sin hablar de la autobiografía, que descubre para ocultar mejor, habrá que preguntarles a los historiadores, arqueólogos, paleontólogos, astrofísicos, etc., de qué derivas surgen los continentes de la leyenda y de la hagiografía. ¿Cómo hacer para registrar lo canónico y quemar lo apócrifo ?
La construcción de la ciencia y su pretención de verdad teórica choca sin cesar contra la experiencia. Esta decepción, que se reitera interminablemente, aguza nuestro pensamiento, nuestra lógica y nuestra imaginación.


Ilusiones escénicas
Nos gusta que nos engañen ?
(Philippe Boulanger)
Por ejemplo, las ilusiones de los efectos especiales en el teatro o el cine, el maquillaje, la cirugía estética, los trajes, insignias y condecoraciones, falsedades que sólo engañan a medias. Otro tanto puede decirse del arte del prestidigitador o del mago, que se gana la complicidad del público, o del hipnotizador en complicidad con el hipnotizado. Las artes en general - pintura, danza, ópera, música, teatro - utilizan artificio que sólo pueden engañarnos porque nos gusta soñar y porque aspiramos a viajar a un mundo ultramundano.
Todas estas ilusiones pretenden seducir, provocar suspiros o arrancar aplausos.


Las ilusiones producidas por los ilusionistas
De distintas maneras, estas ilusiones obtienen un efecto inesperado y casi milagroso.
El ilusionista no siempre necesita la colaboración de ayudantes mezclados con el público. Cuenta con la colaboración del espectador, que viene al espectáculo para que le engañen, sabiendo que “hay un truco”, aunque éste sea muy difícil de descubrir.
Con los grandes ilusioniistas y prestidigitadores quedamos maravillados de nuestra complicidad, de nuestra gana de dejarnos engañar con humor y sin buscar explicaciones en el ámbito de lo paranormal: sólo un truco ante nuestros ojos perplejos.
El sitio http://bigzone.ibelgique.com/laurent/magie2.htm muestra una interesante ilusión « parapsicológica ».


Ilusiones del rumor
« En realidad, lo que se llama opinión general es la opinión de dos o tres personas. Del mismo modo que los chismes, nace de dos o tres personas que la han admitido o afirmado, y que, según se supone, procedieron a un examen profundo de la cuestión. Otras personas, dando por sentado que las primeras tenían suficiente competencia, adoptan la misma opinión, que a su vez merece la confianza de nuevos individuos que, por pereza o seducción, en lugar de reflexionar, creen directamente en lo que otros sostienen. Cada día crece el número de adeptos holgazanes, crédulos y seducidos, porque una vez que la opinión ha ganado cierta cantidad de voces, los demás piensan que esto garantiza la exactitud de sus fundamentos. Aceptar la opinión general se vuelve obligatorio para quien no desea que le consideren como un rebelde opuesto a las opiniones universalmente admitidas, un impertinente o un arrogante. Las raras personas capaces de juzgar por sí mismas tienen que callarse. Las que tienen derecho a la palabra son absolutamente incapaces de forjarse una opinión propia, pero defienden la que han adoptado con ardor e intolerancia. En quien piensa de otro modo no detestan tanto la opinión diferente, como la jactancia de juzgar por sí mismo. Saben, en su foro interno, que nunca se animarían a hacerlo. Puesto que muy pocas personas saben reflexionar pero todas quieren opinar, ¿qué otro camino les queda ? Algo semejante ocurre cuando cien historiadores afirman un hecho histórico, y luego se prueba que sólo han repetido lo que otros decían, y que en definitiva comparten una fuente única. »
in Arthur Schopenhauer, « L'art d'avoir toujours raison », 1830 (Mille et une nuits)
citado por Jean-Louis Racca (marzo de 2006)


Ilusiones delictivas
Nos referimos a la estafa, la mentira utilitaria y la calumnia. Se trata de engañar al otro, de crear en él una ilusión con fines personales. Adviértase que este tipo de ilusión se basa en otra ilusión muy general en la que el delincuente está inmerso : engaña al prójimo en provecho de su ego, creyéndose totalmente separado de aquél e ignorando la solidaridad fundamental de los seres humanos y de los seres en general.
La ilusión y las tres vueltas de cordel
Lo imaginario y la ilusión se hallan emparentados de manera evidente. Lo real correspondería más bien a la desilusión, si en ocasiones la alucinación y el delirio no lo desestabilizaran. En cuanto a lo simbólico, cuanto más se algebriza, más incomprensión engendra, aún cuando esto vaya en contra de su razón de ser.
« la última ilusión consiste en creer que las hemos perdido todas »
Maurice Chapelan(1906)
"la dernière illusion est de croire qu'on les a toutes perdues"
Maurice Chapelan (1906)


Dr Bernard Auriol
traducción del francés al español por Dr Hector Spivak

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